Él no tuvo hijos, pero dejó huellas en todos los niños y niñas que tuvieron el privilegio de escuchar sus historias y leer todos sus libros.
Una pena que no le pueda regalar este "baberito" y que él, a cambio, me obsequie con otro trabalenguas.
Se lo regalaré a otra entrañable amiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario