El mes de julio toca a su fin.
Seguro que alguna noche de agosto refrescará.
No vendrá mal tener a mano un pañuelo para proteger la garganta
y una mañanita para cubrir los hombros desnudos.
Hace algunos días visité las tiendas de telas y compré algunos retales.
Una tela de seda con lunares blancos que, una vez convertida en pañuelo,
combinaré con perlas blancas de Ormuz.
Un trozo de algodón beige bordado, decorado con guipur
y ribeteado con volante doble en muselina.
Manos a la obra,...
He aquí el resultado:
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