Lucía el sol.
Bajábamos los cuatro por la empinada callejuela
que nos llevaba hasta la plaza de "Los Pachorros"
Teníamos hambre,
Miramos en varios restaurantes,
casi todos en el puerto.
Después de consultar los precios
del menú del día,
del menú del día,
la mayoría rondaban las quinientas pesetas.
Terminando el pueblo,
a pocos metros de la salida hacia Galicia,
Tenía una placa en la pared
donde se podía leer:
donde se podía leer:
recomendado por la "guía Michelín",
El menú nos parecía suculento:
patatas con bacalao,
lenguado rebozado
y de postre,
crema de manzana.
Total: seiscientas pesetas.
Resultaba un poco más caro que los vistos junto al mar,
pero ese día decidimos "hacer un extraordinario" y comer mejor.
Antes de entrar
y viendo como vestían los comensales,
decidimos subir hasta el camping y cambiarnos con ropa más adecuada,
la ocasión lo requería.
Entramos hasta el espacioso comedor.
Nos recibió Alberto, la persona que regentaba la casa de comidas.
Tono, un camarero serio y servicial,
nos entregó la carta abierta.
Muchas gracias le contestamos,
queremos el menú.
Tomó nota y se fue hasta la cocina para entregar la comanda
Era nuestro último día de vacaciones.
Entramos hasta el espacioso comedor.
Nos recibió Alberto, la persona que regentaba la casa de comidas.
Tono, un camarero serio y servicial,
nos entregó la carta abierta.
Muchas gracias le contestamos,
queremos el menú.
Tomó nota y se fue hasta la cocina para entregar la comanda
Era nuestro último día de vacaciones.
Verano del '92
continuará ...
Hoy está lloviendo y hay tormenta:
he confeccionado este conjunto:
Hola aguilucha costurera, como me gusta recordar aquellos tiempos del 9, en los que con los aguiluchos pequeños, comíamos en el camping.
ResponderEliminarSiempre hacías alguna poción mágica, o no se como lo lograbas, pero sobraba un poquito de dinero, para de forma salteada, ir a comer "le plât du jour au restaurant".